Patria

Ficha técnica
- Título original: Patria
- Autor: Fernando Aramburu
- Fecha de publicación: 2016
SINOPSIS: El día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado por los terroristas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron. ¿Podrá convivir con quienes la acosaron antes y después del atentado que trastocó su vida y la de su familia? ¿Podrá saber quién fue el encapuchado que un día lluvioso mató a su marido, cuando volvía de su empresa de transportes? Por más que llegue a escondidas, la presencia de Bittori alterará la falsa tranquilidad del pueblo, sobre todo de su vecina Miren, amiga íntima en otro tiempo, y madre de Joxe Mari, un terrorista encarcelado y sospechoso de los peores temores de Bittori. ¿Qué pasó entre esas dos mujeres? ¿Qué ha envenenado la vida de sus hijos y sus maridos tan unidos en el pasado?
Si de algo me ha dejado ganas este libro es de saber más, de hablar con la gente que verdaderamente formó parte del meollo, de escuchar opiniones similares a las mías tanto como aquellas que sean completamente opuestas y de leer algo sobre el mismo conflicto contado desde el otro punto de vista (ya me he apuntado unos cuantos títulos).
Esta novela es uno de esos objetos a debatir que harán que al acabar de dar tu opinión seas pro-etarra o facha, porque en España solemos ser así de simplistas: o blanco o negro. O con nosotros o contra nosotros. Ignoramos los matices.
Como bien describe la sinopsis, la novela narra la historia de dos familias, aparentemente iguales y muy cercanas pero que se mueven hacia posturas completamente distintas después del atentado sufrido por una de ellas. En este primer punto me gustaría pararme a analizar los personajes, que si bien son variopintos, no dejan de estar bastante estereotipados: madres de familia que combinan las labores del hogar con el marujeo, que llevan la voz cantante en una familia donde el hombre es el que lleva el dinero a casa (eso sí, a la hora de la cena y después de pasar por el bar a beberse unos chatos y jugar unas cartas); las hijas suelen ser las más espabiladas pero por alguna razón que se me escapa siempre están en el punto de mira; y los hijos son más variados pero también tienen su cruz: está el leído, culto y sensible que obviamente es gay, el cazurro que obviamente es etarra y el hijo modelo que obviamente no encuentra mujer que esté a su altura. ¡Ah! Y no debemos olvidar el uso inapropiado del condicional tan característico del norte, que Aramburu se empeña en recordarnos una y otra vez.
Viene a ser "Ocho apellidos vascos" convertido en novela. ¿Qué existen familias así? Por supuesto. ¿Qué son la mayoría? Está por ver. Al menos - ¡qué afortunada! - no es mi caso. Pero bueno, tal vez Aramburu haya querido equiparar las dos familias, hacerlas prácticamente gemelas, para resaltar y enfatizar los caminos tan diversos que, partiendo de la misma cultura y valores, acaban por tomar.
Yo me he dado cuenta de una cosa. Nos esforzamos por darle un sentido, una forma, un orden a la vida, y al final la vida hace con una lo que le da la gana.
A pesar de esta discrepancia, considero que los personajes se articulan bien e incluso aquellos más secundarios juegan ciertos roles importantes que nos ayudan a comprender la psicología de cada personaje a nivel individual. Hay opiniones que consideran la novela muy larga y ciertos capítulos totalmente prescindibles. Es cierto que hay capítulos que se van del tema pero considero que la gran mayoría aportan matices que nos ayudan a comprender a los protagonistas y sus posturas.
Por otro lado: la controversia política. No es una novela que hable de política y algunas de las críticas precisamente van por esos derroteros, tachándola de simplista a la hora de analizar el conflicto vasco. Sin embargo, yo creo que el objetivo del autor no es realizar un ensayo y dar su opinión a favor o en contra, sino simplemente retratar cómo este conflicto se vivió dentro de la sociedad vasca. Y sí, es cierto que está escrito desde la simpatía hacia las víctimas y también es cierto que las víctimas que elige retratar son beatas, con el único pecado de no pagar el impuesto revolucionario o de pertenecer a un partido de ideología diferente. Me parece una opción personal porque haberlas haylas. ¿Qué podría haber incluido alguna víctima opresora? También. Y seguramente hubiera sido más interesante porque el conflicto personal hubiera aumentado en gran cantidad. Pero él es el escritor y esa es su opción.
Me parece justo decir que, aunque retrata al terrorista como una persona que se deja llevar por la masa, hasta casi la moda, de ese momento - lo cual para algunos será cierto y para otros no, pero no deja de coincidir con algunos ex - etarras que han hablado públicamente de las condiciones de su afiliación a la banda - también lo humaniza, dejando ver su parte más terrenal: el día a día, sus dudas, sus miedos, sus convicciones que poco a poco se quedan sin fundamentos... E incluye la realidad de los maltratos y vejaciones a los que los terroristas eran sometidos por parte de las autoridades o la eterna reivindicación por parte de los familiares de acercar a los presos a su tierra.
Su predicción agorera sobre el futuro de Joxe Mari ahora que está en búsqueda y captura: o le explota una bomba mientras la transporta o la manipula, y tenemos funeral con ataúd envuelto en la ikurriña, danza tradicional y el resto del programa folclórico, o lo pillan las fuerzas de seguridad en cualquier momento. Esto último sería lo mejor para todos: para sus víctimas potenciales, que salvarían el pellejo; para sus parientes porque sabríamos que donde lo van a encerrar no causará daño ni correrá peligro, y para él mismo, que así conocerá la soledad que ayuda a los hombres a volverse serenos y reflexivos.
También están los que revindican que ya está bien, que qué pasa con las víctimas de las víctimas. Pues lo que pasa es que también son víctimas, y también merecen ser habladas, nombradas, recordadas para no olvidar. Pero eso no justifica absolutamente ninguna acción violenta - al igual que no están justificados los maltratos hacia los terroristas - sino una lucha dialogada que nos lleve a una justicia justa, de una vez por todas. Lo sé, suena a utopía pero me niego a creer que el ojo por ojo, diente por diente sea la solución a nuestros problemas.
Se preguntó si después de tantos años no debería ir pensando en olvidar. ¿Olvidar? ¿Qué es eso?
En este punto me gustaría hacer un lapsus para dar mi humilde opinión personal, desde una perspectiva nada experta sobre el tema, pero ejerciendo mi derecho de expresión libre (hoy en día en peligro de extinción). El tema de ETA aún sigue siendo para mí un gran misterio y un gran lastre. Y no sólo porque sea terrorismo y lo condene rotundamente, sino porque me parece que se ha tratado y se sigue tratando sin escrúpulos, y que si ha sobrevivido tantos años no es por los innumerables militantes de la banda sino por la hipocresía de unos y otros y los intereses ocultos. Que ya se sabe: los malos son malos y los buenos también.
Todos mienten. Miente la policía miente la izquierda abertzale. Todo el mundo miente, Joxian, te lo aseguro. A nadie le sirve la verdad.
Sigamos. Hay otros temas que me han parecido interesantes de los cuales también se habla en la novela, quedando eclipsados por su tema principal. Para mí, el más destacado es la muerte y las diversas estrategias que los protagonistas emplean para afrontarla. Mientras Bittori sigue conviviendo con su marido - muerto - en forma de conversaciones con sus fotografías o en su propia tumba, Nerea, su hija, se ve incapaz de acudir a su entierro y ni siquiera contar a sus más allegados el duelo por el que pasa, con el fin de evitar la compasión de los demás. Por último, Xabier, el hijo modelo, se resigna a renunciar a su propia felicidad, creyendo injusto ser feliz mientras su padre nunca podrá ya serlo. ¿Hay una manera más válida que la otra? Supongo que unas sí son más efectivas que otras - desde luego la opción de Xabier me parece absurda - pero su eficacia también dependerá de la persona que las adopte.
Hay que llenar la vida de argumentos, tener un orden y una dirección, ponerle a cada amanecer un motivo de veras estimulante para saltar de la cama, si no con ilusión, al menos con energía e impedir que de pura inactividad se te anquilosen hasta los pensamientos.
Otro de los temas, en los que me gustaría ahondar más por mi cuenta, es la reacción de la sociedad vasca, que en el libro se presenta tal vez no indiferente, sino atemorizada a expresar unas ideas distintas a la banda por miedo a convertirse en objetivo. Supongo que esto se daría en más o menos medida dependiendo de las distintas ciudades y poblaciones. Y es curioso como aún hoy en día este sentimiento se expande al resto de la península ibérica, tal vez no tan agudizado y tal vez no por el temor a convertirte en diana, pero sí a ser etiquetado. Como decía al principio, tenemos una tendencia enorme en España a etiquetar a las personas, a calificarlas de buenas o malas según la ideología que tengan. Me parece tremendo que vayamos de abiertos y liberales pero que carezcamos de tolerancia. A lo largo de los años me he encontrado con varias personas con un punto de vista políticamente opuesto al mío - considerando que yo tenga uno, que no lo tengo ni claro. - pero cuyas conversaciones se me hacen incluso más interesantes porque siempre aportan otras perspectivas (con las cuales puedo o no estar de acuerdo) y por supuesto no me hacen considerarlas malas personas, especialmente porque muchas de ellas tal vez no compartan mi política pero sí mis valores. Pero bueno, no me quiero ir por los cerros de Úbeda...
Le desagradaba cada vez más entrar allí, ver la foto de su hermano, que le preguntaran por él. Y el humo, y el ruido, y el olor, y los vasos mal lavados, a veces con restos de pintalabios. Pero los amigos arrastran y vas. Si no vas, se nota. Y si se nota, malo.
La narrativa que emplea Aramburu me gusta. El libro se divide en una infinidad de capítulos cortos, lo que agiliza la lectura - al menos para mí - con un lenguaje bastante sencillo, que incluye algunos términos en euskera. Podemos encontrar un glosario al final del libro aunque no hace falta ir para atrás y para delante cada por tres porque los que no son ya conocidos popularmente se sobrentienden -. Además no es una historia con un solo protagonista, sino que todos ellos van teniendo su momento de gloria capítulo tras capítulo, enriqueciendo así la propia historia con los diversos puntos de vista de sus jugadores. No es una historia lineal, sino que va dando saltos en el tiempo sin previo aviso, pero se siguen fácilmente y van encajando unos con otros para dar la forma final.
¿La recomiendo? Sí. Con sus pros y sus contras es ameno de leer, con un tema interesante aunque subjetivo - como lo es la política - y llena de sentimiento sin caer en la tentación de convertirse en pastelada.
Tú tienes tu cárcel, yo tengo la mía. La mía es mi cuerpo. Me ha caído cadena perpetua. Tú saldrás un día de tu cárcel. No sabemos cuándo, pero saldrás. Yo no saldré nunca de la mía. Hay otra diferencia entre tú y yo. Tú estás allí por lo que hiciste. En cambio, ¿qué he hecho yo para merecer mi condena?